lunes, 27 de octubre de 2008

relato loco

Persona: Cacho castaña
Lugar: la Polinesia
Fecha: 3 de abril de 2000
Canción: Los dinosaurios -Sui Generis- fragmento: “Los amigos del barrio pueden desaparecer, los que están en la radio pueden desaparecer”.

— ¡Feliz cumple Marce!
— ¡Gracias Cacho! Es un placer que hayas venido a mi fiesta…
— No, Marce por favor… es mío el placer de estar aquí en esta fiestaza, no todos los días se cumple 40 años y no esperaba menos de un grande como vos… llegar a los 40 es un momento muy especial en la vida de todo hombre, yo lo sabré dentro de unos años…
— Tómatela… no me hagas reír, si tenés mas años que la injusticia…
— En serio… soy como fito, del 63
—Si, de la línea 63: Belgrano/ La Matanza, dejáte de joder… Bueno mirá Cacho, si no te molesta la idea es que en algún momento de la noche hagas un pequeño numerito, que se yo… cantes tres o cuatro canciones, algo como para darle un poco de movimiento a la noche. ¿Vos tenés algún problema?
—No por favor… que drama voy a tener, va a ser un placer. Lo único es que ahora estoy como en otro momento de mi carera ¿viste? Estoy en una faceta mas experimental, mas stand up comedy, cantando canciones que vienen de otro palo… ¿entendés?
— No, no entendí un carajo. Pero confío en vos, siempre le caíste bien al público. Bueno te dejo que tengo que atender otros asuntos…
— Andá, andá que mientras voy a probar esos bocaditos de jamón crudo y melón que me están llamando desde hoy, aunque no se si son ellos o la botella de totín que está al lado. Ante la duda, le responderé a los dos. Después te veo…

Transcurría el 3 de abril de 2000, en esa fecha Marcelo Tinelli cumplía nada mas ni nada menos que 40 años. El astro televisivo y potencial empresario multimedial, estrenaba la cuarta década de vida con una fiesta a todo lujo en un reconocido hotel cinco estrellas de la zona de Retiro. A la fiesta no le faltaba nada, buena comida, buena bebida, grandes figuras del espectáculo argentino como invitados; era una fiesta sencillamente espectacular. La noche era perfecta, el verano aún no había decidido abandonar por completo nuestras latitudes y había cubierto la otoñal noche con un manto primaveral. No existían excusas para no estar pasándola bien. Todo se estaba desarrollando tal cual Marcelo lo había planeado, y como cualquier individuo hubiera deseado para su fiesta de 40 años; la perfección, era una invitada mas.
La música sonó toda la noche y se gastaron los lujosos porcellanatos del salón de lo tanto que se bailó. Los cinturones de los caballeros y los vestidos de las damas no resistían la enorme presión que ejercían los vientres de lo tanto que se comió. Y las narices todas rojas, como payasos, de lo tanto que se tomó. Pero ya entrada la madrugada, había llegado la hora de tomarse un recreo y disfrutar de un buen espectáculo.

— Su atención por favor— dijo José Maria Listorti quien ofició de locutor a lo largo de la noche. — Su atención por favor— volvió a repetir acentuando bien la silaba final de la frase con su clásico cantito, ese que lleva a la letra “o” hasta el final de su garganta; el mismo que repetía cuando hablaba de que el amor era “mágico”. De todas formas nadie rió, pero su momento de ridiculez logró acaparar la atención.

—Señoras y señores, permítanme presentarlo a él. Con ustedes el único, el inigualable, el hombre cuyo nombre es sinónimo de noche, de diversión, de seducción, que mas se puede decir… hablar de él es hablar de Buenos Aires. Con ustedes: ¡Cachooooo Castañaaaaa! —
— Gracias, gracias — decía Cacho agitando las manos mientras se acercaba al centro del escenario.
— La verdad es que es un placer estar acá hoy con ustedes, siendo parte de esta hermosa fiesta donde festejamos el cumpleaños de mi gran amigo Marcelo. Gracias otra vez, Marce— dijo llevándose la palma de la mano derecha el pecho y mirando a Marcelo fijamente a los ojos.
—Hoy pienso salirme un poco de ese personaje trovador, nocturno, amante de la oscuridad que me ha caracterizado por tantos años, perteneciente mas a un mito construido alrededor mío que a una realidad .— “Dale, si tenés mas noches que la luna!” alguien gritó por ahí. Cacho solo sonrió.
— Básicamente hoy quiero mostrarles una nueva faceta artística mía, he incorporado nuevas canciones, nuevas rutinas, cosas que me definen como lo que soy: un artista de varieté, espero que les guste—

Comenzaron a sonar entonces los acordes de una vieja canción bailantera dotada de una fuerte impronta rockera. Era “Tengo un tractor amarillo” de Zapato Veloz que tenia como base el ritmo de cualquiera de las canciones de Metallica. El público atónito. Esa era la primera canción de una serie de enganchados que incluía: “Cuidado con la bomba chita” de Riki Maravilla acompañada de la 5 sinfonía de Beethoven, “La abuela salome” de Lía Crucet sonando con “Adiós nonino” de Piazolla de fondo y “Violeta” de Alcides con el “Himno nacional argentino” sufriendo cada una de sus estrofas. Y asi muchos temas mas. Las bocas de los presentes dibujaban una “o” perfecta. Nadie entendía nada. “¡Sientan el ritmo!” gritaba Cacho zarandeándose por todo el escenario, ciego del efecto que causaba en sus oyentes. Fusionaba cumbia con rock, tango con merengue, baladas con música electrónica, estaba haciendo mierda todos los ritmos por igual y al mismo tiempo. Tras recibir directivas de Marcelo, José Maria sube al escenario y le dice a cacho que pruebe con otra cosa porque lo que estaba haciendo no daba con la onda de la fiesta. Cacho, un poco ofendido, decide aceptar la sugerencia y prosigue con una rutina cómica que venia ensayando hacia algún tiempo. “¿Alguno de ustedes sabe lo que es la polinesia? Disparó al vació. “Una mujer policía que no entiende razones”. Solo él se rió. “¿Y un camarón? “Un aparato enorme que saca fotos” estalló en carcajada. Si no les gusta este no existen dijo: “¿Qué es la telepatía?” un aparato de TV para la hermana de mi mamá”. No se escuchaba en el salón ni el bolido de una mosca. José María vuelve al escenario: “che Cacho, por qué no te cantas algo como la gente y te dejás de joder”. Cacho, ofuscado, aceptó. Fue entonces que se colgó una guitarra criolla al hombro, se acercó al micrófono, y dijo que cantaría en versión acústica un reconocido tema de Sui Generis: “Los dinosaurios”; ese que dice: “los amigos del barrio pueden desaparecer…”. Los espectadores no comprendían el cambio radical en la carrera de Cacho, este era un hermoso tema pero no de aquellos a los que acostumbraba a cantar en sus shows. “Los que están en la radio pueden desaparecer” se escuchaba, y el público tratando de poder entender aunque sea un poco, esa nueva faceta política y mayormente comprometida que proponía Cacho, disfrutaba aunque sea algo, luego de la desagradable vorágine del comienzo. Pero resultó ser que la canción terminó asi: “pero los dinosaurios van a desaparecer…” y sin extender mas la duración de la nota, comenzó a saltar agitando las manos y a gritar desaforadamente: ¡el que no salta es militar!, ¡el que no salta es militar! ¡Canten putos! Tinelli broto en cólera. Subió inmediatamente al escenario y sacó al artista de varieté literalmente a las patadas del escenario, del salón y del hotel. La semejante conmoción produjo un inmenso silencio invadido inevitablemente por algunos murmullos. Para cortar con la tensión e interrumpir el incomodo silencio, José María, decidió subir al escenario, tomar el micrófono, y con su característica vos gritar con toda furia a la conmocionada audiencia: ¡¿les gustó o no le gustó?!

3 comentarios:

Ansiando libertad dijo...

Muy buena tu historia Martín!!! Me hicistes reir muchisimo, mis compañeros de oficina me miraban raro al ver como moria de risa frente al teclado,es verdad que es un relato muy loco!

Florencia de Sousa dijo...

Martonnnnn! pasé a firmarte y a releer tu cuento y seguir riéndome como el viernes! la verdad que te salió buenisimo....
Felicitaciones!!!
besote grande...
Flor

Oveja dijo...

Sr, Burton: admiro su imaginación y creatividad en cada párrafo, una haz de locura invade su cabecita ha decir verdad. ¿Serán años de VideoMatch y de ShowMatch? (procuro por su salud mental que no sean años de Bailando por un Sueño). Conozco varios psicólogos que podrían darle un descuento ;), siempre y cuando usted este de acuerdo. Lo felicito y lo estamos nominando al Premio Pulitzer.