Comprendería un acto de injusticia limitar las posibilidades de las que es capaz de brindar la narración, encasillándola como un simple género literario. Como dice Alvarado y Yeannoteguy, los seres humanos pensamos nuestra propia vida de manera narrativa como asi también, hacemos con la vida de los demás. Es decir, que vivimos nuestra vida pensándola como un relato, haciendo narraciones de las situaciones que transcurren en la vida real o convirtiendo a éstas en realidades vividas. Vivir es narrar, todo lo que se vive se puede contar; toda nuestra vida constituye una narración.
Hay que destacar entonces, el importante rol que ejerce la narración oral. Lo que ocurre con esta forma de narrar, es la inevitable transformación que sufren las narraciones con el paso de las transmisiones y del tiempo. Los hechos, los contextos, incluso los mensajes, se distorsionan; algunas veces de manera natural y otras intencionalmente. Como por ejemplo, las transformaciones que sufrieron algunos de los mas famosos cuentos infantiles tal cual expresa Alvarado y yeannoteguy. “Hansel y Gretel” o “Pulgarcito” son solo algunos casos cuyo contenido ha ido modificándose con el paso del tiempo, con el fin de que su contenido fuera menos violento, debido a que la realidad vivida en el momento de ser escritos, no era la misma que se vivió tiempo después y que se vive hoy en día inclusive. De todas formas, las moralejas de estas historias han permanecido perennes a los cambios del mundo y su forma de encararlo.
En “El Narrador” de Walter Benjamín, el autor destaca la importancia de las narraciones orales en cuanto a lo que de ellas se desprenden. Siempre se aprende algo, ya sea una enseñanza de orden moral, o bien un conocimiento práctico proveniente del relato de experiencias. Según este autor, el secreto de que las narraciones no caduquen con el paso del tiempo, radica en la interpretación del que las oye. Las narraciones son lineales, no se esmeran en brindarle subjetividad al relato; por eso es que perduran. A medida que el tiempo pasa y los lectores se renuevan, el sentido de interpretación cambia y es así como se encuentran nuevas formas de comprender al relato refrescando de esta manera, la vigencia del mismo.
Una clave fundamental para comprender al género de la narración, es saber distinguir entre el narrador y el autor. Volviendo al capítulo de Alvarado y Yeannoteguy, allí se aclara que el narrador no es el autor. El autor es el ser humano que toma un papel y una pluma y comienza a escribir. Pero cuando el texto es leído, esta persona absolutamente mortal y común, desaparece cediéndole el lugar a su alter ego que es el narrador. El narrador es lo que Superman a Clark Kent. El lector recrea en su mente la imagen y voz del que narra, que poco tiene que ver con el que escribe. El escritor, antepone a modo de escudo la figura metafórica de un narrador, buscando la identificación del lector con esa creación ficticia parte del juego, y no con el autor de carne y hueso cuyo universo propio pertenece a la mas real de las realidades.
Una de las formas de narración mas populares es sin duda el cuento. Ricardo Piglia en su “Tesis sobre el cuento” asegura que en todo cuento existen, es decir se relatan, dos historias: una historia a la vista y otra que permanece oculta. Se deduce de esta afirmación, que la historia que se narra desde un primer plano, no es la que verdaderamente se pretende contar. Para Piglia, la historia dos no es algo que permanece oculto durante todo el relato y aparece cual caja de Pandora sobre el final echando por tierra todo lo que el lector había imaginado, invitándolo a releer el cuento si en verdad busca comprender el verdadero significado de la narración. La historia oculta que se cuenta, debe ser presentada entonces al lector de manera misteriosa y en pequeñas dosis para finalmente sí, aparecer con toda plenitud sobre el final. Esta sub. división de categorías en la forma de pensar al cuento, es resultado de un proceso de cambio que ha ido experimentando el género a lo largo de las épocas. En los cuentos clásicos, la historia dos siempre solía aparecer sobre el final, mientras que en el cuento moderno, jamás termina de aparecer generando en el lector sensación de suspenso y expectativa.
La narración en todas sus variantes, comprende un género sumamente rico con inagotables fuentes de recursos en donde sus lectores u oyentes, pueden sumergirse en océanos profundos cuyas aguas no se conoce con seguridad de donde provienen ni quien las produce realmente, pero que de todas formas logra envolvernos.
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