viernes, 14 de noviembre de 2008

NIEVE

Relato onírico

Palabras clave: balcones, cae, frío
Tema: “La liberación”

Lo ineludible, lo inevitable, está por ocurrir. Y yo me siento completamente feliz. Siento un enorme alivio sobre mi cuerpo, mi alma esta por fin tranquila, esta descansando, siento paz, me siento liviano; que hermosos es sentir. Aunque sea frío. El frío, como el dolor, como el calor, son sensaciones que en exageradas medidas molestan, a mi ya no me importan.

Hoy aquí y ahora soy un simple espectador, esperando que llegue mi turno. La nieve cae en pequeñas proporciones, lo suficiente como para emblanquecer cualquier cuerpo inmóvil como el mío o el de mis compañeros. Siento el segundo de los ruidos, otro ha muerto. Somos seis, desgraciadamente me toca ser el último, podría haber sido el primero pero por esas cuestiones del destino han comenzado por el otro extremo y seré yo entonces, quien corone esta serie de liquidaciones. Tengo el pecho congelado y debo esforzarme en mantener el mentón erguido para evitar quemarme la piel. Recuerdo que mi madre se preocupaba porque estuviera siempre abrigado, si me viera ahora… Un tercer disparo acaba de sonar, me pregunto a quien le habrá tocado esta vez. Ojalá mis compañeros estén enfrentando este momento tal cual yo lo hago, no es bueno morir creyendo que la muerte es mala. Es insensato prejuzgar algo sobre lo que no conocemos absolutamente nada.

Recuerdo de niño haber robado una vez caramelos del mercado. Estaban solos, sin protección, era imposible ser descubierto; y en un acto desprovisto de toda conciencia, los tomé. Al llegar a mi casa, y sin saber con seguridad el motivo, sentí la imperiosa necesidad de contar a mis padres lo que había hecho. Sabía que había obrado mal y no podía callarlo un instante mas. Inmediatamente después de la confesión, mi cuerpo sintió las mas hermosa sensación de liberación que se puede llegar a sentir. Una pesada mochila que pesaba sobre mis hombros ya no estaba. Asi me siento ahora. Hice lo que tenia que hacer, lo que consideraba correcto.

No me interesa ahora juzgar a quienes me juzgan, no me molesta morir si aquellos que me eliminan lo hacen por convicción. Son, en parte, mis compañeros; solo que el destino nos ha colocado en veredas diferentes. A veces la derrota suele ser un placer, difícil de poder apreciar, pero hoy aquí y ahora me reconforta. Oigo un cuarto disparo, otro compañero ha caído. No veo el momento que lleguen hacia mi. Estoy ansioso. Son varios ellos, bien podrían repartirse la tarea y terminar mas rápido, pero el protocolo parece ser el protocolo. La gente nos observa desde los balcones de sus casa, algunos entienden, otros no. A mi no me molesta, sinceramente dudo que de presentárseme la oportunidad estaría en sus lugares pero asi es como civilmente fueron educados y no puedo culparlos.

¿Cuanto mas faltará para que llegue mi turno? Desearía haber podido vivir mi vida con la misma sensación de despreocupamiento que siento ahora. Estoy liberado de toda responsabilidad, ya nada se espera de mi, nada a que responder. Estoy a tan solo segundos de morir, ¿era necesario llegar a esta instancia para sentirme asi? La belleza, la felicidad, la tranquilidad, la liberación, todo fluye en mi ahora. Estoy a punto de ser libre. Pero todavía no. Están por efectuar el quinto disparo. La bala no sale. El arma se encuentra trabada. Es el frió que congela el mecanismo, pero basta con cargarla nuevamente para que se solucione. Una gota de sangre golpea mi ojo izquierdo, de todas formas no me queda mucho mas por ver.

Me obligan a apoyarme sobre mis rodillas, y por fin siento el caño sobre la parte trasera de mi cabeza. Finalmente, mi alma podrá ser liberada y podrá volar hacia donde quiera. Ya no estará atada mas a mi cuerpo, no estará mas sujeta a mi materialidad. Ahora volverá a ser inmortal. Me disculpo si no he sabido utilizarte y agradezco profundamente la nobleza y los valores con los que te has acercado a mi. Si es que la eternidad existe, estará agradecido eternamente de haber compartido esta vida contigo. Has hecho de mí un gran ser.

Sigo con el arma sobre mi cabeza. Se encuentra demasiada inclinada hacia la izquierda, de esta manera puede correrse el riesgo de que la bala resbale por el hueso y no logre penetrar hacia el interior. Hay que asegurarse, en vida no era un hombre al que debiera dársele una segunda oportunidad.

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