Al leer este resumen de vida de escritor de Capote en forma de prefacio, no pude evitar sentirme solidarizado con el autor. Quizás simplemente fui víctima del intento efectista que éste pretendió imprimirle a su descargo, o quizás por primera vez en mi vida me estoy pensando en el lugar de escritor. Claro, ya el solo intento de pretender considerarme escritor tras simplemente leer estas líneas, contempla un acto cargado de arrogancia, presunción y hasta indolencia de mi parte. Pero es como me sentí. Entiendo la sensación de indescriptible impotencia de saber que uno puede dar mas de lo que está dando pero que no sabe como, ésto sin importar el ámbito. Digo que comprendo al autor, porque me ha pasado como a él, de leer algunas cosas que he escrito a lo largo de mi vida que han recibido excelentes calificaciones, pero que en la relectura no causan en mi, una buena impresión. No me siento satisfecho, me parece que aun queda mucho espacio por llenar pero que lamentablemente no dispongo de la capacidad intelectual de realizarlo. Por desgracia tengo el don de ver aquello, pero no dispongo de la habilidad de ejecutarlo. Probablemente, al igual que capote, todos carguemos con un látigo; quizás mas pequeño, pero látigo al fin.
domingo, 31 de agosto de 2008
Nota de lector: “Música para camaleones”
Uno, como lector, se pregunta al leer este capitulo que inaugura el libro, si aquello que esta leyendo es un cuento, una entrevista, una simple conversación o quizás algún sueño que el autor soñó alguna noche de verano. En realidad, es todo esto y más, o simplemente no es nada. En mi humildísima opinión creo que es la narración, mitad verdad mitad ficción, de una reunión que el escritor tuvo con el personaje protagonista en cuestión. Imagino que el ajenjo que ambos consumían fue de vital importancia también para el desarrollo de la historia debido a que permitió crear en la mente creativa del escritor una atmósfera aun mas exótica de la que existió en realidad. De todas maneras, que importa si lo relatado ocurrió en verdad o no. Es solo música para camaleones.
Un pequeño consejo personal:
Personalmente considero que cualquier consejo que desde mi humilde posición pudiera compartir, es meramente subjetivo ya que no todos somos iguales y aquello que pueda servirme a mi como método de despeje mental puede no funcionar en otros individuos. Voy a permitirme compartir un consejo para dos tipos de situaciones diferentes entre si pero que en realidad no lo son tanto. Antes de meterme en los consejos debo aclarar también que no esperen encontrar en estas líneas algún brillante método jamás contemplado que les permitirá de ahora en mas superar el tan odiado cansancio mental, sino mas bien encontrarán lo mismo que ya conocen o que ya leyeron o que simplemente imaginan. Pero ocurre que a veces las respuesta a varios de os dilemas cuyas soluciones nos desvelan día tras día, no nos son dadas de manera completa, explicita y detallada. Si bien no aportaré nada nuevo, puede ocurrir que lo que les diga despierte las neuronas vagas de vuestros cerebros y les haga pensar en otras formas distintas de emplear las técnicas que ya conocen y que suelen aplicar.
Cuando me encuentro cansado ya de tanto estudiar, de incorporar palabras pesadas, sin sentido y que cuyo significado se encuentre a miles de kilómetros de distancia de mi interés, lo que hago simplemente es distraerme. ¿Cómo? (aquí viene lo personal) escuchando algún tema musical en particular, jugando un rato a algún videojuego, saliendo a tomar aire, olvidarme por completo de aquello que me tiene atrapado.
A veces me ocurre también, que experimento el síndrome de la hoja en blanco: ¿Qué escribo? ¿Cómo lo escribo? Y siempre termino borrando aquello que escribo. Personalmente me siento en esa situación cuando me encuentro en la obligación de realizar algún trabajo practico, monografi o ensayo el cual no me resulta atractivo en lo mas mínimo. Para esto mi humilde consejo es: agachar la mirada y empezar a escribir lo primero que se nos ocurra. No hay que asustarse si lo que aparece en la pantalla son frases incoherentes o coherentes, pero en otro ámbito y contexto. Va a haber un momento en que vamos a empezar escribir sobre que aquello que debemos y lo haremos correctamente. Huir para adelante, es eso básicamente. Y cuanto menos pensemos en lo que escribamos, mejor. Resulta difícil al principio, pero es un buena técnica para salir de los pozos creativos que tanto nos aquejan.
Como dije, lamentablemente se que no pude aportar nada extraordinario ni totalmente novedoso pero espero por lo menos haber contribuido, aunque sea un poco.
lunes, 25 de agosto de 2008
Nota de lector
El paradigma indiciario que el texto nos explica, es de vital importancia si pensamos en trasladarlo al saber de la escritura. El texto mismo se encarga de demostrarlo, en los ejemplos citados sobre las historias policiales de Conan Doyle u otros relatos de similares características. Poniéndome en la piel de un escritor, resulta difícil en ciertas ocasiones empezar a escribir simplemente algo. Querer contar lo que uno quiere contar suele resultar veces bastante complejo. La ansiedad que genera el comienzo de una narración nos obliga a veces a querer empezar por lo absoluto, omitiendo los detalles. Es allí, entonces, donde se incurre en un error que puede desembocar en que una narración sea poco sólida en su estructura y genere confusión al lector. Es por eso que a veces no existe mejor opción que utilizar un detalle de lomas desapercibido como impulso o eje de una narración. Es decir, partir de lo simple para llegar a lo complejo. Tal cual hacia Sherlock Holmes, partía del detalle mas pequeño para resolver el crimen quizás mas intrincado. Me parece que este es un buen punto de partida a tener en cuenta al momento de hacer uso del saber de la escritura.
Presentación
Lo expresado anteriormente es lo que escribí textualmente durante la clase. No consideré modificarlo con sustituciones o adiciones porque son bien diferentes los momentos y tiene un mayor valor en mi opinión, aquello que pude haber escrito en el momento de transcurrida la reunión que lo que pueda ocurrírseme ahora sentado en mi casa frente a mi computadora.